Suhab

Para todo habitante citadino es prácticamente inevitable poner un pie dentro de una tienda de abarrotes para satisfacer toda necesidad básica o uno que otro antojo. Resulta ser de los lugares más inspiradores cuando uno es niño ya que ofrece obtener la recompensa más dulce por acudir a tan tediosa tarea de acompañar a la madre en busca de toda vianda para los caldos semanales. Ahora que tengo que hacer dicha tarea por mi cuenta debo reconocer que el familiar encargado de hacer tales compras lleva una carga monumental en sus hombros, a pesar de que tenga amigas que me dicen lo contrario y que harían las compras gratuitamente.

Una vez concluida la extenuante tarea de escoger todos los artículos necesarios y recibir la cuenta comienza una de las actividades más contaminantes que tenemos como sociedad. Desde los años cincuenta en Estados Unidos se empezaron a fabricar bolsas de polietileno de alta densidad para empacar pan y otros alimentos. Sin embargo a partir de la década de los setentas se popularizó su uso y se extendió como una costumbre global.

En México utilizamos alrededor de 20 millones de bolsas plásticas al día según datos de la SEMARNAT y en el mundo son alrededor de 6 bolsas por cabeza por semana, 24 al mes y 288 al año. Prácticamente una bolsa al día por persona que en promedio es utilizada por 12 minutos!

De estos números podemos considerar que menos del 1% de ellas se recicla ya que es mucho más caro reciclarlas que hacer una nueva. Por lo que podemos concluir que prácticamente toda bolsa que utilizamos tendrá como destino la basura.

Sin embargo este no es el problema principal ni el destino final de la bolsa de plástico, sus propiedades la convierten en una magnífica “exploradora” de las redes acuíferas y por ende terminan generalmente en los mares. Esto las convierte en el 10% de los desechos que llegan a las orillas de las costas.

Las corrientes de giro del Pacífico Norte han atrapado más de 1,400,000 km2 de plástico (México tiene 1,959,248 km2 de tierra) generando la llamada Sopa de Plástico o Isla de Basura del Pacífico. Esto genera un nivel de contaminación impresionante ya que la fotodegradación del plástico permite que penetre en la cadena alimenticia al convertirse en partículas tan pequeñas como el zooplancton que son consumidas por los animales que viven en la superficie marina.  En ciertas áreas del océano llega a haber hasta siete veces más concentración de partículas de polímeros que de zooplancton.

A la par los desechos que no han sido degradados son consumidos por fauna marina y por lo tanto se convierten en la causa de su muerte. Se considera que el plástico mata alrededor de 1.5 millones de animales marinos al año.

La devastación que estamos causando es verdaderamente alarmante y lo más impresionante es que la solución se encuentra al alcance de nuestras manos utilizando una bolsa de tela biodegradable y reutilizable.

En Suhab ofrecemos bolsas de algodón hecho en México que son altamente durables y de muchos modelos diferentes. De tal manera que puedas usarlas tanto para ir a hacer compras de gran envergadura como una pequeña visita a la tienda de la esquina. No recomendamos utilizar bolsas de tela non-woven ya que siguen siendo de fibras plásticas y de una duración muy inferior al algodón que puedes lavar y reusar.

D.I. José Ignacio Nuño Escobedo

Socio fundador de Suhab.