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Nuestra condición humana nos incita a vivir como sociedad ya que de esta manera podemos ser más eficientes en transferencia de bienes, conocimiento, experiencias, etc. Dicha organización nos ha permitido solventar toda necesidad básica a través de nuestros semejantes. Sin embargo, esta transferencia de bienes sin una estructura de manejo adecuada nos genera muchos problemas ambientales. Uno de los principales es el exceso de basura.

 

Los mexicanos generamos alrededor de 90,000 toneladas de basura diaria, lo que se traduce en alrededor de 35 millones de toneladas de basura al año. Día con día enterramos estos desperdicios en lugares como el bordo de Xochiaca, cerrado recientemente, matando los suelos, contaminando los mantos freáticos y alimentando una mafia que perpetúa las paupérrimas condiciones de los pepenadores. El grueso de estos desechos es orgánico, cerca del 55%, los cuales no son basura sino potencialmente suelos fértiles que estamos desperdiciando.

 

Al enviar nuestros desperdicios orgánicos a los tiraderos estamos pro­moviendo que se pudran en lugar de degradarse. La putrefacción genera gases y líquidos que contaminan el aire, los suelos y el agua. La degradación crea composta que alimenta la tierra.  Además las bacterias anaerobias que pudren los alimentos pueden esparcir enfermedades, mientras que las bacterias de la degradación matan a los bichos infecciosos. La putrefacción huele a huevo podrido, la composta no sólo huele a tierra mojada, es tierra mojada.

 

Degradando eficientemente nuestros desechos orgánicos podemos no solamente generar suelos fértiles sino volvernos más conscientes de la relación que tenemos con el producto de nuestro consumo. Es una excelente actividad para darnos cuenta de las posibilidades que tenemos de generar un planeta más fértil y no solamente de conservarlo.

 

Cualquier composta es realizada a través de un proceso biológico que necesita agua, aire y calor. Para lograr tener una composta sana es necesario balancear los ingredientes que la componen y si no cuentas con un jardín donde cavar un hoyo se utiliza un compostero. En Suhab desarrollamos un compostero de madera para principiantes en el mundo de la composta llamado P9.

 

Son muy sencillas las tareas que se deben realizar para el cuidado de tu compostero. Utiliza tus palas de jardín para remover el contenido una vez a la semana y oxigenarlo lo más posible. Si tu compostero empieza a des­pedir un olor desagradable, significa que tiene demasiada agua o muy poco oxígeno. Su olor natural dependerá de tus hábitos alimenticios. Por ejemplo si comes mucha naranja tu P9 olerá a cítricos.

 

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